18 diciembre, 2008

Il Divo.

En la facultad me inculcaron un prejuicio que no he podido quitarme de encima: que los planos secuencia molan. Sé que es mentira, que el virtuosismo no debería confundirse con la calidad, pero aun así pico y dejo que se me caiga la baba cuando directores como Paolo Sorrentino planifican secuencias complicadísimas en cintas como Il Divo. Montar una cámara en una grúa y conseguir que se mueva como una bailarina por un decorado lleno de actores cuyos diálogos, miradas y movimientos forman parte de una coreografía sutilísima es, cuanto menos, admirable. Y lo mismo pasa cuando consigues que dos actores suelten sendos monólogos, uno detrás del otro, sin que nadie grite corten. Aunque sólo sea por la de veces que tienen que haberlo ensayado. En este sentido, Il Divo ha satisfecho de sobra mi cinefilia tontorrona, esa parte de mí que disfruta quedándose con la boca abierta delante de la pantalla. Para saber cómo ha complacido al intelectual sensible y refinado que también llevo dentro, entonces hay que ir a Sindrogámico.

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16 diciembre, 2008

Arte en Murcia (y II). La Dama de Murcia.

Manolo Valdés es un escultor que gusta a todo el mundo. Sus cabezas monumentales dan vueltas por las ciudades más turísticas y complacen a públicos poco exigentes, propensos al paseo dominical y a la foto compulsiva. Por eso sorprende que la única escultura suya que hay en Murcia sea casi unánimemente despreciada. Si buscas "La Dama de Murcia" en Google sólo te salen cosas feas. Y, ciertamente, la pobre señora es poco agraciada. Para empezar tiene un nombre pretencioso, "La Dama de Murcia", porque fuerza el paralelismo con otra dama, la de Elche, mucho más tocada por el prestigio popular. La pieza original de Manolo Valdés se llama Lydia, pero alguien debió de pensar que era indigno para los murcianos que en pleno centro hubiese una escultura de nombre tan corriente; una pieza que, encima, tiene copias por ahí. Y le pusieron el rimbombante título de Dama de Murcia. Desde el punto de vista estético, la cabeza es también una de las menos llamativas que ha hecho Valdés, no tiene sombrero ni aparatosos remates. Hasta aquí, pasable. Pero lo más obsceno de esta escultura es que está situada sobre una placa que pone: "A la ciudad de Murcia. Regalo de Polaris World". Como idealista que soy, no me gusta que el arte sea moneda de cambio para comprar ciudades.

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11 diciembre, 2008

Arte en Murcia (I). El Espejo Islámico de Anish Kapoor.

Anish Kapoor es uno de los mejores escultores del mundo. Suya es la lenteja brillante del Millenium Park de Chicago. Suyo será el memorial que los británicos levanten en Nueva York para recordar a sus muertos del 11-S. Y suyo es el Islamic Mirror que se puede ver en Murcia este invierno: un espejo redondo, hecho de espejos pequeñitos, donde lo mismo te ves grande que te ves chiquitín. Cuando yo fui a verlo al Convento de Santa Clara, me acordé de una película de ciencia ficción de los años 50, El increíble hombre menguante, cuyo monólogo final está entre mis favoritos de todos los tiempos. Podría intentar explicar en qué consiste Islamic Mirror, pero como estoy un poco vago prefiero copiar el monólogo de El increíble hombre menguante. Las últimas palabras de un hombre condenado a ser microscópico explican la escultura murciana de Anish Kapoor mejor que las de cualquier crítico erudito. Para comprobarlo, sólo hay que pinchar en "leer más".

"Seguía menguando, y me iba a convertir... ¿en qué? ¿Lo infinitesimal? ¿Qué era yo? ¿Todavía un ser humano? ¿O era el hombre del futuro? Si hubiese otro escape de radiación, otras nubes cruzando océanos y continentes, ¿habría otros seres que me siguiesen a este nuevo y vasto nuevo mundo? Tan cerca: lo infinitesimal y lo infinito. De pronto supe que en realidad eran los dos extremos del mismo concepto. Lo increíblemente pequeño y lo increíblemente grande acaban encontrándose, como si se cerrase un círculo gigantesco. Miré hacia arriba, como si de alguna manera pudiese agarrarme al cielo. El universo, mundos innumerables, el tapiz plateado de Dios extendido sobre la noche. Y en ese momento, supe la respuesta al acertijo de lo infinito. Había pensado sólo en términos de la dimensión finita del propio hombre. Había subestimado a la naturaleza, creyendo que la existencia empieza y termina en una concepción humana, no universal. Y sentí cómo mi cuerpo encogía, se derretía, se convertía en nada. Mis miedos desaparecieron. Y en lugar de ello, sentí aceptación. Toda esta vasta majestad de la creación tenía que significar algo. Y yo también significaba algo. Sí, más pequeño que lo más pequeño, yo también significaba algo. Para Dios no hay cero. ¡Yo también existo!"
Artículos relacionados: toda la serie de La parte y el todo: I, II y III.

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09 diciembre, 2008

La autobiografía de Alice B. Toklas


I am a pretty good housekeeper and a pretty good gardener and a pretty good needlewoman and a pretty good secretary and a pretty good editor and a pretty good vet for dogs and Ihave to do them all at once and I found it difficult to add bein a pretty good author.
About six weeks ago Gertrude Stein said, it does not look to me as if you were going to write that autobiography. You know what I am going to do. I am going to write it for you. I am going to write it as simply as Defoe did the autobiography of Robinson Crusoe. And she has and this is it.


Así termina La autobiografía de Alice B. Toklas, de Gertrude Stein. Y no podía terminar de otra forma que con un más difícil todavía, este juego constante de autoría que propone la supuesta autobiografía de la compañera de la famosa escritora norteamericana y amiga de artistas y amante del arte Gertrude Stein, que realmente está escrita por ella misma y no por la supuestamente autiobiografiada y que sabes qué encima sólo habla de sí misma. Entonces es la autobiografía de Alice B. Toklas que en realidad no es otra cosa que la autobiografía de Gertrude Stein que en realidad lo que quiere es hablar de todos los artistas que conoció entre ellos Picasso y Matisse pero muchos más pero en realidad trata de hacer un repaso a su propia bibliografía y hablarnos de sus obsesiones como escritora por ejemplo las frases, y digo las frases no las palabras porque las frases son entes completos y vivos no las palabras. Y todo escrito así con un intento de crear un nuevo canon literario que en realidad consiste en repudiar todo canon; una deconstrucción de la literatura para luego reconstruirla diferente cada vez algo así como hace su propio amigo Picasso con el cubismo pero igual con las frases. Atreveos.

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30 noviembre, 2008

USA. Camarero de la Ruta 66. (16)

La Ruta 66 era "la carretera de la playa" de América, la ruta de los domingueros. Igual que nosotros cogemos el coche y nos hacemos cuatrocientos kilómetros para meter la puntita del pie en el mar, los americanos se lo cogían para hacerse diez veces más. Cuatro mil kilómetros, desde Chicago hasta Los Ángeles. Por el camino paraban a comer hamburguesas, hacían noche en moteles y, sobre todo, escuchaban música por la radio. Quizás por eso, por lo de la música, la carretera no tiene el componente hortera que cabría imaginar, no huele a crema de playa ni a tortilla de patatas. La cultura popular del rock & roll la ha preservado del mal gusto y ha hecho de ella todo un monumento a lo cool. Hoy en día la Ruta 66 ya no existe como tal, es sólo un puñado de atajos entre autopistas, pero todavía puedes darte el gustazo de conducirla. Y en la carretera te encuentras con personajes como este camarero de Nuevo México, que parece sacado de una canción de Buddy Holly.

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29 noviembre, 2008

USA. Badlands. (8)

Este señor es un marciano. Y yo, cuando hice la foto, era otro. Un vaquero y un español se encuentran en mitad del desierto, ja, ja, casi parece un chiste. El desierto en cuestión también podría ser Marte, pero todo el mundo lo conoce como Badlands, Malas Tierras. Menudo nombre. Las Malas Tierras son un puñado de montañas gastadas y abiertas en canal, extraterrestres, por las que desciende una carretera circular que no va a ninguna parte. Entras y sales por el mismo sitio, no hay dónde parar. Si te saltas el sentido común y paras el coche, te puedes encontrar con un vaquero de verdad. O con un español de verdad. Encuentro de marcianos, como en el chiste, ja, ja. Antes de despedirnos, el vaquero me miró como si nunca fuese a ver a otro como yo me dijo la mejor frase que escuché en Estados Unidos: "Tell them folks in Spain I said hello!"

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28 noviembre, 2008

USA. Bosque quemado. (18)

Ansel Adams es un fotógrafo que hacía paisajes en blanco y negro. Yo me enteré de que existía al ver una foto suya en la habitación de un albergue de Colorado, y me quedé completamente loco. Hasta ese momento, siempre había pensado que era una pérdida de tiempo fotografiar la naturaleza si luego le ibas a quitar el color; que no merecía la pena esforzarse. Y por eso (casi) nunca hago fotos de paisajes, porque no me interesa el color. Pero de pronto ahí estaba este señor, con imágenes espectaculares de Yosemite donde el juego de contrastes y de grises era tan exquisito que el lugar conservaba toda su fuerza a pesar del blanco y negro. Durante un segundo me planteé cambiar de principios estéticos y empezar a hacer fotos de montañas y bosques, como ésta de Mesa Verde. Por suerte, sólo fue un segundo. Después de ese instante de crisis decidí que era mucho mejor idea comprarme un libro de Ansel Adams y seguir haciendo las mismas fotos de siempre. Las rarezas como ésta quedarían sólo a modo de anécdota. Y para hacer un justo homenaje a Adams, pondría un link aquí, en mitte.

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27 noviembre, 2008

USA. Surfista. (27)

La verdadera agonía del turista moderno tiene que ver con la imposibilidad de aprehender su viaje. El que viaja atesora lugares y sensaciones, se los quiere llevar todos en el equipaje. Antes era fácil porque los pasaportes se llenaban de sellos y las maletas se cubrían de pegatinas. Pero ahora... ay, ahora. Cuando yo viajo tengo dos o tres trucos para ir acumulando recuerdos. El primero y más importante es la fotografía. Gracias a mi cámara consigo llevarme a casa historias como la de estos surfistas locos a los que conocimos en una playa de California. Eran cuatro o cinco, todos barbudos y sucios, y se pasaron la tarde mirando a un chavalín de trece o catorce años que estaba aprendiendo a manejar su tabla. Además de hacerles una foto, también intenté dibujarles en un cuaderno que siempre llevamos con nosotros. Ése es el segundo truco para recordar: esbozar, escribir, pegar folletos, facturas, hojas de árbol, en un cuaderno de bitácora. Mi amigo n., por ejemplo, lo hace estupendamente. Él también conoció a estos surfistas. Pero en lugar de tirarles una foto como la mía, se los llevó a casa dentro de un dibujo fantástico que se curró en cinco minutos. Para verlo sólo hay que pinchar en "leer más". Me siento enormemente afortunado por poder colgarlo aquí, en esta serie sobre Estados Unidos.

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26 noviembre, 2008

USA. Union Square. (3)

Me gustan las fotos donde sólo aparecen dos personajes. Las fotos de parejas. Cuando más me interesan es cuando los dos personajes son iguales o se parecen mucho, porque eso acentúa el componente de estereotipo de los dos. Pero también me atraen los contrastes, ojo. En esta escena neoyorquina, por ejemplo, lo que mola es que el moderniqui de la izquierda no tiene absolutamente nada que ver con el porteador sudoroso de la derecha. Esa distancia provoca un tensión, un diálogo, una sonrisa; se convierte en el verdadero atractivo de la imagen. La fotografía está hecha en Union Square, la plaza donde Warhol tenía su Factory. Ahora es un sitio variopinto al que la gente viene para jugar al ajedrez o comprar bacon en el mercado de productos ecológicos que montan los lunes, los miércoles, los viernes y los sábados. El moderniqui, supongo, habría venido a comprar una delicatessen. Y el porteador habría venido a traerla.
Más fotos de parejas:

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25 noviembre, 2008

USA. Ranger. (20)

Una vez vi cómo una niña se acercaba a un Ranger y le preguntaba: "señor Ranger, ¿a qué se dedica usted?". El Ranger miró sorprendido hacia abajo, sonrió a la pequeña y le dijo: "la respuesta, querida, la tienes delante. Búscala tú misma". La niña le observó cautelosa y luego le dijo que su gran cinturón y la chapa sobre la camisa le recordaban a los policías de su barrio. "Muy bien, niña, has acertado: yo soy la Ley. Soy la Ley aquí, en los bosques y las montañas, donde viven los osos y donde se esconde el espíritu de los indios". A continuación, el Ranger saludó con un levísimo gesto, rozando apenas el ala de su sombrero, y se marchó dejando una estela de autoridad. La montaña entera se estremeció de respeto. Yo me arrodillé y me eché a llorar.

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24 noviembre, 2008

USA. Morro Bay. (26)

Has conducido 8000 kilómetros hacia California. Siempre en dirección oeste, en dirección al sol. Has atravesado el país. Has dormido en el bosque, en habitaciones compartidas, en los asientos traseros del coche, en hoteles mugrientos, en colchonetas desinfladas. Llevas semanas escuchando canciones de los Beach Boys en la radio: California Girls, California Dreamin', California loquesea. Y cuando por fin lo consigues, cuando llegas al final del camino y te asomas al Océano Pacífico, te quedas mudo. Está nublado. Está tan nublado que las nubes casi tapan la montaña. Hace un frío de cojones. Los únicos Beach Boys que te cruzas son figuras fantasmales con el corazón congelado. Aun así, te armas de valor y te quitas la ropa para darte un baño. Uf, uf, uf. Te metes en el agua y ves algo. ¿Qué es? Miras un poco mejor. Es una foca. Una foca a tres metros de ti. En pleno agosto. Todo ese frío hace en California.

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23 noviembre, 2008

USA. Vagabundos. (9)

A los americanos les encanta leer carteles. Si pueden usar más de dos palabras para escribir un mensaje, utilizan veinte. Cualquier idea es buena si se puede usar verbo, sujeto y predicado para transmitirla. Hay hombres protesta, hay hamburgueserías patriotas, hay vagabundos caraduras como éstos, y todos se pirran por que te pares un segundo a leer lo que tienen que contarte. Durante el viaje tuvimos largas discusiones sobre el asunto. ¿Por qué un idioma tan esencial como para sustentar la inmediatez de la cultura pop se deleita es estos excesos retóricos? A mí sólo se me ocurrió una explicación: en el fondo son protestantes, y los protestantes siempre defendieron la lectura de la Biblia frente a la inmediatez de las imágenes.
Es retorcido, pero también es lógico.

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22 noviembre, 2008

USA. Little Italy. (2)

- Buenas tardes, señor. Me gustaría hacerle una foto. Y si es de perfil, mucho mejor, para que se vea su tupé.
- Ja, ja, ja. ¿Y eso? ¿Por qué quieres hacerme una foto a mí?
- Porque creo que tiene usted una imagen muy italiana. Estamos en Little Italy, ¿no? Si no fuese por gente como usted, esto sería un coñazo. Aquí sólo hay turistas y pizzerías, se han cargado el encanto del barrio.
- Ja, ja, ja. ¿Una foto, dices? Ja, ja, ja. Venga, hazla.
- (Click. Click. Click).
- ¿Ya? ¿He salido guapo? Ja, ja.
- Sí. Es estupenda. Pero ahora me gustaría que se pusiese usted de perfil.
- ¿De perfil? Ja, ja. ¿Por qué?
- Porque tiene usted un perfil muy interesante. Me gusta su tupé.
- Ja, ja, ja. ¿Qué le pasa a mi perfil? ¿Crees que tengo un perfil de gangster? Ja, ja. ¡Tengo un perfil de gangster!
- Je, je, je. Sí, de gangster. Y un tupé que me vuelve loco.
- ¿Cómo quieres que me ponga? ¿Así?
- Perfecto. (Click. Click). Me encanta cómo sujeta usted el vaso de whisky. Es todavía mejor que el tupé.
- Ja, ja.
- (Click. Click).
- ¿Ya?
- Ya está. Muchas gracias, ha sido un placer. Al final creo que me quedaré con la que sale usted de frente, que parece más espontánea
- ¡Ja, ja, ja! ¡Soy un gángster!

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21 noviembre, 2008

USA. Monument Valley. (23)

Mi cámara es mi posesión más preciada, la máquina que más quiero. Siempre la llevo guardadita en la mochila, dentro de su funda acolchada y perfectamente limpia. Pero hay veces en que tengo que escoger entre ese amor enfermizo y una buena foto. Y puede ser que escoja la foto. Me pasó, por ejemplo, nada más llegar a Monument Valley. Fue bajar del coche y empezar una tormenta de arena naranja, con millones de pedacitos de montaña volando en línea recta hacia mi cámara. En un minuto, la óptica se me llenó de pequeños granitos que chasqueaban y hacían ric-ric cuando giraba el aro del foco. Los típicos granitos que te rayan un cristal. Pero la escena de los demás turistas intentando protegerse era demasiado tentadora para mi, no podía dejarla escapar. Me coloqué una cazadora y un pañuelo encima, me puse las gafas de sol y disparé la cámara varias veces, a toda velocidad, casi a ciegas. Sólo una chica se dio cuenta de que yo estaba allí: la que sale riéndose de la pinta que tenía.
Artículo relacionado: USA. Live Fast. (22)

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20 noviembre, 2008

USA. Motero. (7)

Si tienes una Harley Davidson y no has oído hablar nunca de Sturgis, a lo mejor deberías cambiarla por una Vespa. Sturgis es un pequeño pueblo de Dakota del Sur al que peregrinan moteros desde hace 68 años. En cuanto empieza agosto, sobre el horizonte épico de las Grandes Llanuras se recortan inconfundibles sus siluetas. Están allí, contra el crepúsculo, y están también en el retrovisor del coche, uno tras otro, casi siempre solos y con un saco de dormir mugriento que llevan atado a la espalda. Llegan al camping los últimos, se van los primeros. Algunos ni siquiera se duchan, sólo millas y millas de peregrinación diarias. Born to be wild. A mí, ya se habrá notado, estos llaneros solitarios me parecieron una actualización del mito del cowboy después de pasar por el filtro cultural del Rock & roll. Esa manera de vivir la enormidad del paisaje americano, ese deambular errático (y heroico), son los mismos que hemos visto en las pelis del oeste. Me habría gustado hacer una foto desde el coche, pero es difícil hacerlo cuando estás al volante. En lugar de eso tengo que conformarme con ésta, que además lleva paquete. Lo bueno, como suele pasar, es la historia. Para saber un poco más sobre Sturgis se puede pinchar aquí. Cuando yo escribí estas líneas, faltaban exactamente 257 días, 2 horas, 33 minutos y 3 segundos para la peregrinación de 2009.

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19 noviembre, 2008

USA. Señora en el supermercado. (21)

Cuando viajo, hago fotos de ancianos porque creo que dicen mucho de cómo es una sociedad. Una viejecita española, digamos de setenta años, pasó su adolescencia rezando novenas al amparo húmedo de cualquier iglesia del franquismo. Una viejecita de Estados Unidos la pasó bailando Rock & roll y cardándose el pelo para ir al instituto. Hay un abismo, pero cuesta hacerse a la idea. Aquí asociamos la vejez con los villorrios centenarios y el luto atávico; allí todos los pueblos tienen un enorme centro comercial donde venden tarjetas de memoria para cámaras de fotos. Los ancianos de Nuevo México no llevan bastón ni zapatillas de fieltro, llevan muletas de aluminio y deportivas. Y si son muy, muy viejos, entonces arrastran una sofisticada bombona de oxígeno. Su entorno cotidiano y sus referencias culturales no están tan lejos, en el fondo, de las de un adolescente. O por lo menos están más cerca que en España. Esta señora simpatiquísima me sedujo por su cardado años cincuenta y su sonrisa estirada. Tuve que parar el coche en mitad del aparcamiento y pedirle por favor que me dejase hacerle una foto para mi colección. Y ella, encantada de seguir siendo tan joven, posó así de estupenda.
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18 noviembre, 2008

USA. Fuente en Nueva York. (1)

Las imágenes tópicas de postal, ésas que retratan una ciudad en base a lo que todo el mundo espera de ella, me provocan sentimientos encontrados. A veces las amo, a veces las odio. Si un policía de Nueva York hubiese revisado mi cámara para ver qué fotos tenía, jamás habría encontrado vistas de Central Park ni perfiles de rascacielos como los que se ven desde la azotea del Empire State. Pero sí que habría encontrado escenas tan típicamente neoyorquinas como ésta. Niños negros que juegan con una fuente. ¿Cuántas veces se habrá visto en películas, videoclips, postales, o libros de fotografía americana? Millones. Y, sin embargo, me seduce tanto como me aburren las pulcras imágenes "de mirador". Como ya he explicado en otras ocasiones, yo creo que la clave está en las personas: me gustan los tipos humanos archiconocidos, no me gustan los paisajes trillados. En este caso concreto, la foto también me emociona porque, si uno se fija, puede ver cómo se había empapado la cámara. ¡Eso es estar cerca de la imagen!

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17 noviembre, 2008

USA. Hippie. (30)

San Francisco está lleno de locos. Es lo primero que percibes cuando llegas. Locos que hablan con las farolas, locos en la puerta del todo a cien, locos que se pelean con fantasmas, que gritan, que escupen, que te piden dinero o comida, que viven en cuatro baldosas desde hace veinte años. Casi todos son vagabundos, pero su locura llama más la atención que su pobreza. El fenómeno está tan generalizado que aparece incluso en las guías. Pero nadie se explica muy bien de dónde ha salido esa ida de olla. Algunos hablan del pescado contaminado de la bahía, donde hay carteles que avisan de que sólo se puede comer uno por semana. Otros dicen que fue culpa de Reagan. A nosotros se nos ocurrió que probablemente se debiese a los excesos de los sesenta, a esa hincheta colectiva de LSD, carteles fosforescentes y folleteo a indiscreción. Los cerebros que se frieron en las fiestas de Haigh Asbury todavía están cayendo, delirantes, por las cuestas de San Francisco. La foto me gusta porque asocia inmediatamente estos dos conceptos: hippismo y locura. Y porque me pirran las caras con tanta personalidad.
Hay más fotos de San Francisco y de Estados Unidos en mi fotolog. Cada día subo alguna nueva.

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16 noviembre, 2008

USA. Chavales indios. (14)

En su película Gomorra, el director italiano Matteo Garrone filma una adolescencia perturbadora. Criajos napolitanos que se mueven en slip por el filo de la navaja y que bailan música hortera justo antes de palmar, pero que, pese a todo, desprenden la arrogancia envidiable de una juventud bella. Estos chavales indios de Nuevo México son algo similar, aunque inofensivo. Jóvenes, tatuados, marginales y probablemente marcados para la desgracia, cuando hablabas con ellos percibías nobleza. Y quizás, por qué no, también cierta inocencia. Pertenecían a la raza de los Pueblo, vivían en casas de adobe, colgaban cabezas de animales para deleite de turistas como yo y se ponían nombres como "La que mira las nubes". Por lo demás, eran como cualquier chaval que pudieras encontrarte en cualquier lugar del mundo. Esta foto me gusta porque creo que capta esa sencillez de la que hablo. Y también por la composición, con esa puerta que divide la imagen en dos.
Artículos relacionados: USA. Live Fast (22)

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15 noviembre, 2008

USA. Gemini Giant. (5)

Esta serie sobre Estados Unidos no pretende ser una colección de mis mejores fotos. Para eso ya está el fotolog. Yo la describiría más bien como un ejercicio de sentimentalismo post-vacacional, una forma de recuperar todas esas sensaciones que pasaron fugacísimas por el retrovisor mientras íbamos con el coche a toda velocidad. Por eso cuelgo imágenes como ésta, que apenas tienen valor fotográfico. El señor del cohete es una de las esculturas míticas de la antigua Ruta 66, sale en las guías y todavía atrae a nostálgicos de todo el mundo. Nosotros tuvimos que perdernos varias veces en los alrededores de Chicago para dar con él, pero mereció la pena. Además de icono popular, Gemini Giant todavía sigue funcionando como reclamo de una vieja hamburguesería donde entras, te pides un perrito caliente y pasas un rato estupendo leyendo recortes de periódico. Nuestro recorte favorito tenía que ver con el nombre de la escultura. Al parecer hicieron un concurso en el colegio del pueblo y ganó una niña que estaba bastante flipada con los viajes al espacio. La historia nos gustó tanto que decidimos quedárnosla y bautizar también a nuestro coche americano como Gemini Giant. Acabábamos de alquilarlo y teníamos por delante un viaje de 8000 kilómetros. En cierto modo, también era como un viaje a la luna.

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14 noviembre, 2008

USA. Reflejos en San Francisco. (28)

A veces ocurre que tienes muy claro la fotografía que quieres hacer, pero no te sale. No hay ángulo, no se quita ese idiota que te estorba, no te da tiempo, no sale el sol, no está el horno para bollos. Si tienes paciencia, fe o suerte, es posible que al final se te aparezca Dios y puedas marcharte con premio gordo. Pero es raro: la mayor parte de las veces te conformas con lo que hay y rezas por que sea suficiente. Es lo que sucedió con esta foto de San Francisco. Yo hubiera preferido que se viesen mejor el reflejo del puente y la figura del señor que está tomando sopa, la verdad. Pero, aun así, creo que la imagen que me llevé no está del todo mal, que tiene un punto ambiguo y sugerente. Y aparece una vieja conocida de mitte, cuya sola presencia siempre es motivo de regocijo. (Para averiguar de quién se trata hay una pista aquí).
Artículos relacionados: Paisajes habitados. Montjüic.

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13 noviembre, 2008

USA. Mineros (12)

Por mucho que me esfuerce en negarlo, en el fondo soy un pedante y me pirro por las referencias culturetas. Podría decir que esta foto me gusta porque los tres mineros borrachos son una reliquia del Gold Rush; podría hablar de los pies descalzos que el perro olisquea. Pero no. Mi educado lado oscuro me obliga a confesar que esta foto es genial porque se parece mucho a un cuadro de Picasso donde también aparecen tres juerguistas con barba. El cuadro se llama Tres músicos y fue pintado a principios de los años 20. Creo que los payasos de Picasso y los mineros de esta foto bailan al mismo son, el de la mandolina y la flauta cubista. La imagen está tomada en un pueblo perdido de las montañas de Colorado. Se llamaba Idaho Springs. El cuadro está escondido, para verlo sólo hay que pinchar en "leer más".
Artículos relacionados: toda la serie de Payasos.

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12 noviembre, 2008

USA. Chavales en Chicago. (4)

Soy un maniático del blanco y negro, eso lo sabe todo el mundo. Para respetar el color de una imagen necesito consultarlo con la almohada y despertarme con un argumento de peso. No hace falta que sea irrefutable, simplemente es preciso que tenga cierta contundencia. Esta foto de Chicago, por ejemplo, superó la prueba por una cuestión de moda. En Estados Unidos caí absolutamente rendido ante las fosforescencias afroamericanas; los rosas, amarillos, verdes y blancos ochentones que se ponen los negros. ¿Cómo iba a cargármelos de un plumazo con Photoshop? Por si acaso alguien piensa que soy una víctima de las tendencias, ahí va otro argumento que no tiene nada que ver con el color, pero sí con la imagen. Si miras de cerca puedes ver los rascacielos de Chicago reflejados en el cristal de las gafas. Como diría mi amigo Clark Kent... ¡es total!
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11 noviembre, 2008

USA. Cañón del colorado. (24)

Cuando estuvimos en el MoMA vimos una exposición de fotografía donde el único requisito para figurar era que se viese la sombra del fotógrafo. Habían juntado un montón de imágenes anónimas, domésticas y vespertinas. Y, como mínimo, todas tenían veinte o treinta años. Si ahora sacas la cámara y encuadras para que se vea tu sombra, es muy probable que tu sombra resulte vulgar y anodina. Pero si lo hacías en los años sesenta, tu sombra tenía el glamour que le prestaba el remate del sombrero. Me lo pasé genial viendo aquella exposición de sombras con tocado. Tan bien, que me propuse copiar la idea en cuanto tuviese oportunidad. Y por eso algunas semanas más tarde, cuando estuvimos en el Cañón del Colorado, hice esta foto. La sombra no es mía, es de mi amigo Héctor, la persona más elegante que viajó con nosotros por Estados Unidos. Y la foto me gusta porque, además de plagiar la idea del MoMA, tiene un punto hitchcockiano, un cierto aire a Con la muerte en los talones. Si le echas imaginación y paranoia, a lo mejor puedes tomar a Héctor por un refinado asesino que viene a asfixiarte con sus guantes blancos y su chaqueta de tweed.
Para ver más fotos de Estados Unidos, recomiendo que se visite mi fotolog.
Artículos relacionados: Tendencias (de verano). En Sindrogámico.

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10 noviembre, 2008

USA. Soldados. (25)

Cuando viajo y hago fotos, lo que más me interesa es llevarme un repertorio lo más amplio y completo posible de arquetipos humanos. Soy un coleccionista enfermizo: de niño coleccionaba cromos, de adolescente coleccionaba discos y ahora, de maduro, colecciono estereotipos. En algún lugar de California, no recuerdo muy bien dónde, pude hacerme con este maravilloso ejemplar de soldatus americansis que tengo en alta estima. Paramos a echar gasolina y, mientras mis compañeros de viaje echaban un cigarro, me fijé en que el número de individuos de esta especie era inusualmente alto por la zona. "Debe de haber una colonia cerca", pensé, e inmediatamente cogí mi cámara para salir a completar mi colección. El soldatus americansis es un ejemplar difícil de conseguir, asustadizo y paranoico, por lo que tuve que utilizar todas mis dotes de seducción. Logré convencer a estos dos individuos de que a mí me daba igual si se llamaban soldado Pérez o sargento Martínez, y también si eran guapos o feos. Ni siquiera iban a verse sus caras. Lo único que yo buscaba era el arquetipo, y creo que logré una buena muestra.
Para ver mi colección se puede echar un ojo a mi fotolog.
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09 noviembre, 2008

USA. Arco iris. (19)

El lugar común es cierto: América es un lugar poco común. Cuando trato de explicar la envergadura del paisaje americano siempre me viene a la cabeza la palabra overwhelming, que viene a significar algo así como "abrumador". La naturaleza americana te aplasta, te deja sin palabras, te hace creer en Dios. Yo (casi) nunca hago fotos de paisajes, pero allí es imposible resistirse. Cae una tormenta, sopla el viento, aparecen dos arco iris en el cielo y el efecto es tan sobrecogedor que me trago todos mis integrismos estéticos de golpe (que si sólo blanco y negro, que si sólo personas, que si bla bla bla) para disparar la cámara. Sé que nunca podré hacer justicia a lo que estoy viendo, pero al menos me queda el recurso de explicarlo más tarde aquí, en mitte. Una anécdota: justo después de hacer esta foto apareció una manada de ciervos y se pasearon tan tranquilos por delante de mis narices.
Artículos relacionados: Luz Silenciosa, en Sindrogámico.

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08 noviembre, 2008

USA. Live Fast. (22)

Los indios que yo vi en Estados Unidos andan bastante hechos polvo. Viven en remolques y casetones destartalados que salpican el desierto, rodeados de chatarra y de carteles que advierten contra los peligros de la droga y del alcohol. En Arizona atravesamos la reserva de los Navajo, donde están las famosas montañas cilíndricas de Monument Valley que aparecen en casi todos los westerns de John Ford. Los atractivos turísticos del paisaje, gestionados por los propios nativos, contribuyen al desarrollo económico de la reserva. Pero cuando te alejas un poco de la zona más fotogénica vuelves a toparte con la miseria. Por eso no me extraña que este chaval navajo se hubiese tatuado las palabras live fast en los nudillos. Tal y como yo lo veo, más que una fanfarronería de macarra me parece un mensaje nihilista y desesperanzado, la conciencia de saber que estás en un agujero, que probablemente no podrás salir nunca y que la única opción es acabar cuanto antes.
Esta foto da título a una exposición que hemos montado en Madrid, Fast USA. Y gracias a las habilidades de mi amigo n., también ilustra el flyer. Hay más imágenes de Estados Unidos aquí, en mi fotolog. Durante el mes de noviembre, cada día subiré una o dos nuevas.

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07 noviembre, 2008

USA. Mecánico. (17)

Me parece que se llamaba George pero no estoy seguro porque cuando nos encontramos llevábamos toda la mañana conduciendo y apenas hablamos un segundo con el motor en marcha. Paramos en su taller para buscar gasolina y primero hubo un poco de inglés, can you help me, gas, miles, las cosas que se dicen cuando el motor todavía hace run run. Hasta que de pronto aparece una palabra en español, dos palabras, tres, y llega la pregunta de todos los días, ¿hablas español?, claro, te dice, me llamo George (ya he dicho que no estoy seguro), Jorge, y yo le digo déjame que te haga una foto, click, otra, click, otra, click, y él dice mira ven que te hago un mapa, a map, inside, dentro. Anda la hostia, le digo mira lo que tienes ahí arriba, vaya cuernos, y él se ríe, presume, me enseña las manos fuertes morenas sucias de grasa. Fui yo, ¿fuiste tú?, fue él. Mató al bicho con una flecha que había hecho de una caña, ja ja ja, con sus manos fuertes morenas sucias de sangre, sin quitarse las gafas ni nada. Y yo le digo déjame que te haga una foto, click, otra, click, otra, click, antes de subirme corriendo al coche que todavía tiene el motor en marcha.
(Hay más en Sindrogámico y en mi fotolog).

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06 noviembre, 2008

USA. Motel de carretera. (13)

Los americanos tienen un excelente gusto para tentar a los conductores cansados. En cualquier carretera del país puedes toparte con carteles tan molones como éste, clavados junto al asfalto como una banderilla donde dice "meta". Yo sentía una atracción enfermiza hacia ellos porque casi todos me parecían fósiles de una época en la que el hombre buscaba cohetes en el cielo y bailaba como Elvis Presley. Letras espigadas, círculos de colores, (no) vacancy. A pesar de las ganas, en nuestro viaje apenas hicimos noches en sitios así. Pero me consta por comentarios de algún amigo más aventurero que yo, que el encanto de sus habitaciones se esfumó el día que la música murió. Ya lo dice la canción: "drove my Chevy to the levee... but the levee was dry."
Como siempre recuerdo, hay más fotos de USA aquí, en mi fotolog. ¡Y cada día cuelgo alguna nueva!

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05 noviembre, 2008

USA. Manifestante. (10)

Dos meses y pico antes de ser elegido presidente, Barak Obama fue nombrado candidato oficial del partido Demócrata en la convención de Denver. Y yo estuve allí. O casi: llegué tres semanas antes. Pero tuve oportunidad de ver a veinte o treinta manifestantes que ya esperaban, en mitad de una carretera desierta, a la élite política. Los había de todo tipo, desde los derechistas que pronosticaban un terrorífico advenimiento nuclear en Irán, hasta los escépticos renegados que rechazaban a unos y a otros. El señor de la foto es uno de los segundos. La pancarta que llevaba tenía dos mensajes: "abort the troops" en un lado y "Obama+McCain=Imperialist War Pigs" en el otro. Cada vez que yo hacía click, él le daba la vuelta. La foto me gusta porque transmite sensación de vacío, y eso es exactamente lo que yo tenía delante: un señor que se manifestaba solo contra alguien que ni siquiera estaba allí. ¿Quién le iba a decir que tres meses después acabaría en mitte justo el día en que su enemigo ganaba las elecciones?
Para ver más fotos (y más grandes) de Estados Unidos, recomiendo una visita a mi fotolog.

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04 noviembre, 2008

USA. Monte Rushmore. (6)

Hace años hubo una exposición en Madrid sobre la obra de Lee Friedlander que me marcó profundamente. Cada vez que hacía una foto, este señor se esforzaba por ensuciarla con algún elemento que entorpeciese la vista. Parece una tontería, pero yo lo viví como una inesperada revelación. Como fotógrafo padezco una lamentable tendencia hacia el clasicismo y el encuadre ordenado, rasgos ambos que denotan una absoluta falta de imaginación. Y por más que lo intento, no se me ocurre la manera de saltarme esta ortodoxia sin dejar que el azar, que es lo que más detesto, entre en la ecuación. Por eso celebré tanto el hallazgo de Friedlander. Tal y como yo lo veo, el ruido en sus imágenes funciona como una reacción violenta contra ese orden tan aburrido, pero sin renunciar al control intelectual. La solución perfecta a mis problemas. He escogido esta imagen porque creo que ilustra muy bien el asunto que trato de explicar: hacerle una foto a las cabezas del Monte Rushmore habría sido obvio, pero hacérsela a través de las hojas es, cuanto menos, sugerente.
Para ver un ejemplo del tipo de fotos de Friedlander al que me refiero, sólo hay que pinchar en "leer más". Y para ver otras fotos mías de Estados Unidos, visitar mi fotolog.


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03 noviembre, 2008

USA. Cantante country. (11)

Igual que la tortilla de patatas se come con tenedor y el queso curado se disfruta el doble con una buena copa de vino, conducir por Estados Unidos es una experiencia más completa si en la radio suena música country. De todas las emisoras disponibles en el dial, mi favorita era Willie's Place, propiedad de Willie Nelson y especializada en música tradicional. "Sin escupitajos y sin palabrotas. Donde la música country todavía es rústica, rica y dura, y el honky tonk siempre está abierto". Casi todo lo que emitían en Willie's Place eran canciones sobre vaqueros con el corazón roto, odas a la borrachera solitaria y crónicas sexuales llenas de metáforas picantonas. Esta foto la hice en un pueblecito de Colorado que se llama Estes Park, justo antes de que anocheciese. No me acuerdo de lo que estaba cantando el vaquero, pero seguro que era una de esas canciones. Y todo el mundo, desde los abuelos renqueantes hasta los críos de tres años, se lo pasaba pipa bailando. La foto me gusta porque refleja esa atmósfera tranquila y popular.
Para ver esta imagen en un tamaño mayor hay que visitar mi fotolog. Allí también hay otras fotografías de Estados Unidos.
Artículo relacionado: Gram Parsons, en Sindrogámico.

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02 noviembre, 2008

USA. Boda de lesbianas. (29)

Ya lo decían los Village People: hay que ir al oeste porque es allí donde (together) we will make our plans. Concretamente en San Francisco. Hace cuatro años, el 12 de febrero de 2004, un alcalde recién elegido decidió que ya era hora de saltarse las leyes y anunció que casaría a todos los gays y lesbianas que se presentasen en el ayuntamiento. Aunque estuviese prohibido por ley. El Tribunal Supremo de California cortó el chorro sólo un mes después, el 11 de marzo, pero para entonces la cosa ya se había desmadrado: en ese periodo hubo aproximadamente 4000 bodas homosexuales, frente a sólo 103 entre personas de distinto sexo. Cuando nosotros estuvimos allí, en 2008, se acababa de volver a abrir la veda porque justo un mes y medio antes, en junio, el mismo Tribunal Supremo había dado marcha atrás. Y gracias a eso pude hacer esta foto de una boda entre lesbianas. Lo que más me gusta de la imagen es la felicidad descoyuntada que invade al personal, sobre todo a la novia. Se nota que está contenta.
ACTUALIZACIÓN: Al final, después de tantas idas y venidas, el mismo día que se eligió a Obama se votó NO en contra del matrimonio homosexual. Supongo que estas señoras ya no están tan contentas.
Para ver ésta y otras fotos de Estados Unidos y de San Francisco más grandes, se puede visitar mi fotolog.

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01 noviembre, 2008

USA. Cementerio de Santa Fe. (15)

"El Cementerio Nacional de Santa Fe es un santuario nacional que sirve como recordatorio de las historias no contadas de los veteranos que ayudaron a proteger nuestra libertad". Eso es lo que pone en la página web oficial de los veteranos del Gobierno Americano, pero no tiene nada que ver con lo que nosotros vimos. En este cementerio, donde igual te encuentras la tumba de un soldado muerto en Irak que la de un tipo al que mataron los indios, lo que llamaba la atención era la soledad. Por todos lados había carteles con advertencias sobre lo peligroso que era el lugar, para que no dejásemos el coche sin vigilancia, para que tuviésemos cuidado. El único ruido era del viento contra el trapo de una bandera que "ondeaba orgullosa", y el cable de acero golpeando un mástil blanco. Lo demás, vacío y sin un alma; sólo densas hileras de tumbas, todas iguales. La foto me gusta porque creo que refleja el desasosiego del lugar, claustrofóbico a pesar de estar abierto a un cielo bastante azul.
Para ver más fotos de Estados Unidos se puede visitar mi fotolog.
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30 octubre, 2008

Grabando Estampas (I). Taller de Rivas.

Hace unos cuantos años, Alis y yo nos liamos la manta a la cabeza para grabar un documental sobre Estampa, la feria de grabado otoñal de Madrid. El objetivo era mostrar cómo trabajan algunos de los artistas que exponen, desde los más amateurs hasta los más consagrados. Ha pasado una eternidad y el documental se había quedado criando polvo en nuestras estanterías, pero como mitte está que no para, este año nos ha apetecido colgarlo aquí. Hasta que empiece la feria iremos subiendo un trocito cada día. El fragmento de hoy (el principio del documental) muestra cómo trabajan y cómo se preparan para exponer en un taller de aficionados de Rivas. Quisimos empezar con esta historia porque permite hacerse una idea básica de en qué consiste exactamente el proceso del grabado, antes de entrar a mostrar trabajos más elaborados. La música original, por cierto, está compuesta por Mikto Kuai.

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29 octubre, 2008

Grabando Estampas (II). Museo Municipal de Arte Contemporáneo.

Cuando planificamos el rodaje de Grabando estampas nos pareció muy interesante mostrar cómo se hacía un stand de la feria. Entre todos los que había escogimos uno de los más gordos: el del Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid (el que está en el Conde Duque). Primero fuimos a grabar al taller de carpintería donde se fabricaron las piezas, y luego conseguimos una entrevista con Vicente Patón y Alberto Tellería, los arquitectos que lo habían diseñado. Vicente Patón viene de una revista mítica de la movida, La Luna de Madrid, y con Alberto había hecho ya el gran mural de la estación de metro del aeropuerto. El stand que diseñaron para Estampa era muy sencillo, pero a nosotros nos gustó bastante. Entre otras cosas, porque nos encantó Fernando Bellver, el artista cuya obra albergaba. Bellver es el segundo plato fuerte de este fragmento del documental: un tipo que se define como "proveedor de artículos para galerías de arte" y que ni siquiera sabe el nombre de la institución oficial a la que representa. Para rematar, el vídeo termina con una entrevista a toda velocidad con Esperanza Aguirre. Si se pone un poco de empeño, durante un segundo se puede ver la nariz de un viejo conocido de mitte.

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28 octubre, 2008

Grabando Estampas (III). Marlborough y Blanca Muñoz.

El objetivo principal de Grabando Estampas era mostrar a todos los actores que intervienen en una feria de arte. En esta tercera entrega los protagonistas son los poderosos, los que exponen avalados por el prestigio y el dinero. Marlborough, una de las más importantes galerías del mundo, nos abrió las puertas de su depósito para mostrarnos cómo gestionan la obra gráfica de los artistas que tienen en nómina. Uno de mis momentos favoritos de todo el documental es cuando Miriam Pablos desembala un grabado de Blanca Muñoz sólo para mostrarlo a la cámara. Me gusta pensar que durante todo ese tiempo el espectador se siente como un coleccionista, porque es lo más parecido a "estrenar" una obra de arte. En la segunda mitad de este fragmento, Alis y yo también intentamos captar el universo de Blanca Muñoz, Premio Nacional de Grabado en 1999 y una de nuestras favoritas de todos los tiempos. Una vez más, mención especial para la música original de Mikto Kuai, que genera un efecto frío y desasosegante muy oportuno.

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27 octubre, 2008

Grabando Estampas (IV). Arte vs negocio.

Este cuarto fragmento de Grabando estampas me hace sentir mal porque creo que se carga el espíritu frío y objetivo que buscábamos. La idea original era contraponer dos puntos de vista completamente opuestos para explicar aspectos de gestión pura y dura de la feria, al margen del arte. Escogimos a la directora, Isabel Elorrieta, y a una grabadora desconocida que no podía pagar una galería, Isabel Fernández. Lo ideal habría sido que no se tomase partido por nadie, pero eso es muy difícil de conseguir, casi utópico. Creo que al final nos salió un montaje demasiado tendencioso, una conversación ficticia donde lo más probable es que el espectador se posicione del lado de los artistas frente a los intereses esconómicos de galerías y organizadores. Sólo hay una cosa que me enorgullece: para evitar caer en el victimismo anticapitalista más facilón, el fragmento termina con la lógica aplastante de Fernando Bellver. "Las posibilidades de un artista de encontrar galería son todas... si el trabajo es bueno". El debate, supongo, está servido.
NOTA: El audio se ha desfasado un pelín con respecto a la imagen. He subido el vídeo a youtube cuatro veces, pero siempre falla. Eso también me hace sentir mal.

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23 octubre, 2008

Grabando Estampas (V). Papel.

Cuando se habla de los grabados de tal o cual pintor es frecuente referirse a ellos como "su obra en papel". Algún día habrá que discutir hasta qué punto esta forma de hablar esconde una sutil condescendencia hacia la obra gráfica, como si mancharse de óleo fuese más digno que manejar un punzón y un tórculo. Pero ahora no toca: en este fragmento de Grabando estampas lo que importa es, simplemente, el papel. "El papel es muy afable", nos dijo el profesor de la escuela de Rivas con gran sabiduría. Si dedicas un par de minutos a echar un ojo por los stands de Estampa, aprendes dos cosas: que hay un montón de tipos de papel y que este soporte ofrece una inesperada versatilidad. Lo cual es un alivio para gente como yo, que no sé dibujar, porque haga lo que haga siempre va a quedar medio bien.

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22 octubre, 2008

Grabando Estampas (VI). Grabar sin grabar.

La quinta entrega de este documental es la más corta y la más contradictoria, porque tarda sólo dos minutos en demostrar que se pueden hacer grabados sin grabar. O casi. Lola Díaz nos invitó a su estudio para enseñarnos la forma de enriquecer una obra gráfica con elementos añadidos, como el polvo de mármol o mi favorito, el carborundum. Detrás de esta palabreja con pinta de ser un taco dicho en latín hay un derivado del carbón, más duro que el diamante, que artistas como Tapies usan para dar textura a sus obras. Es posible que Grabando Estampas hubiese podido sobrevivir sin este pequeño fragmento, pero aun así creo que hay, al menos, tres motivos para verlo: que se escuche una canción de Blondie, que se vea a un artista en plena faena y que, al final, aparezca la reacción del público de la feria. Desde el principio tuvimos claro que cada vez que en el documental presentásemos a un artista terminaríamos con un plano donde apariese la reacción del público. Casi no se percibe, pero es una muestra de coherencia estética que funciona como valor añadido.

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20 octubre, 2008

Grabando Estampas (y VII). Fernando Bellver.

Grabando Estampas termina como Dios manda, en alto. El último fragmento me gusta porque transmite una visión del arte que debería dejar contento a todo el mundo, desde los cursis hasta los inquietos. Y todo gracias al personaje más magnético de todo el documental, Fernando Bellver (a quien ya vimos en el segundo fragmento, por cierto). Bellver complace a los ñoños porque su obra es personal y sincera, porque se deja la piel, porque alimenta el viejo tópico de creador atormentado que utiliza su arte para expresar emociones tan universales como el desamor, la resaca y el frío. Y a los que buscan compromiso y vanguardia, los que suben la ceja cuando algo les huele a sensiblero, les brinda una personalidad tan heterogénea e inabarcable, tan pendiente de no aburrirse nunca, de "romper con los totems", que no pueden evitar sentirse igualmente complacidos. Mi momento favorito de todos es cuando Conco Díaz, el galerista que ha apadrinado a Bellver durante toda su carrera, reconoce que ha venido desde Canarias para exponer unos grabados que, está seguro, no podrá vender. Esa mezcla de amistad e integridad estética me conmueve.

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17 octubre, 2008

Yo y mi cámara (y III). Helmut Newton en el hospital.

Si tuviera que hacer una lista con las cinco fotos que más me han afectado, estoy seguro de que incluiría ésta. Corría el año 1971 y Helmut Newton acababa de sufrir un infarto en Nueva York. Todavía no se había convertido en el fotógrafo famoso que hoy conocemos, pero cuando se colocó desnudo delante del espejo y se hizo este autorretrato, demostró que lo suyo era auténtica vocación. Siempre que veo esta imagen trato de imaginar si yo sería capaz de actuar igual, porque creo que de ello depende que algún día llegue a hacer buenas fotos. El compromiso con la realidad (aunque sea cruda), el afán testimonial (dicen que después de esta convalecencia Newton vio la luz) y la inmediatez de la imagen me parecen requisitos imprescindibles para cualquier retrato digno. En los treinta años que todavía le quedaban por vivir, Helmut Newton se especializó en fotos de tías en pelotas que nunca me han convencido del todo. Pero sólo por esta imagen ya figura entre mis favoritos de siempre.
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16 octubre, 2008

Yo y mi cámara (II). Alison.

Cuando vas a hacerle una foto a alguien puedes escoger entre dos opciones: que diga güisqui o que diga patata. Si dice güisqui tendrás un retrato sonriente y aburrido, pero si dice patata a lo mejor te sale algo parecido a lo que ha hecho Jack Radcliffe. Este señor es un fotógrafo que lleva toda la vida retratando a su hija, desde que era una cría hasta que se ha hecho adulta. "Más o menos como todos los padres", dirán algunos, y yo contesto que más bien menos, porque lo original de este seguimiento, lo que marca la diferencia con el típico papaíto embobado, es que no busca la complacencia sino la honestidad. Y si la honestidad implica que en las fotos salga el fracaso personal de tu propia hija, pues te aguantas. Alison, que así se llama este proyecto, es uno de los reportajes más impresionantes que he visto en los últimos meses; una manifestación insólita de amor, respeto e intimidad fotográfica. "La cámara se convirtió en parte de nuestra relación", dice el padre Jack Radcliffe para explicarlo. Y a la vista del conjunto de las fotos creo que no podía ser una descripción más exacta. El asunto me despierta una admiración tan sincera que ni siquiera me voy a molestar en pegar las imágenes aquí, en mitte. Quien quiera verlas, que visite directamente la página de Alison.
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15 octubre, 2008

Yo y mi cámara (I). Las fotos privadas de Brad Pitt.

Brad Pitt cada vez me cae mejor. El tipo no sólo está bueno, sino que además rueda películas molonas y, lo mejor de todo, saca fotos. La revista W acaba de publicar un reportaje exclusivo con los diferentes retratos que le ha hecho a su mujer, fotos íntimas de andar por casa, y la red está que arde de curiosidad. A algunos, supongo, les dará morbo verle el pezoncillo a la Jolie. Pero yo creo que el verdadero encanto de estas imágenes es la complicidad evidente que se percibe entre la modelo y el fotógrafo. No son fotos de la mujer más deseada del mundo, sino fotos de la mujer del tipo que estaba asomado por el visor. Brad Pitt ha conseguido plasmar en imágenes su mirada más personal e íntima, y eso es bastante meritorio; es la base de cualquier fotografía que merezca la pena. Otra cosa diferente es que luego le haya vendido las fotos a una revista, pero eso ya no es asunto a debatir aquí. De momento, yo me limito a contar la historia. Para ver otras imágenes del reportaje (desordenadas por culpa de Blogger) sólo hay que pinchar en "leer más". He tenido que robarlas de la página oficial de la revista, y por eso algunas tienen una desagradable franja en la parte de abajo.
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14 octubre, 2008

La Lectora del Premio Don Quijote.

Esta semana se ha inventado y se ha entregado el I Premio Internacional Don Quijote de la Mancha. Ahora que en Estados Unidos hay más hispanohablantes que en la mismísima España, los españoles teníamos que hacer algo para compensar por la pérdida del protagonismo lingüistico internacional; había que demostrar al mundo, rápido y claro, que podremos ser menos pero seguimos siendo los dueños morales de este idioma. Y como ya nadie presta atención al Premio Cervantes de la RAE, se han sacado de la manga este nuevo Don Quijote, que supuestamente reconoce la labor en defensa del español. A mí las cuestiones políticas me tocan un poco el pie. Lo que de verdad me llama la atención es el trofeo en sí, la copa. El pobre Lula da Silva lo miraba por un lado, lo miraba por el otro y decía: "¿qué carajo es esto?". Ja, ja, ja. En contra de lo que dicta la tradición más aburrida, la escultura del Premio Don Quijote no es lo que anuncia ser; no sigue los pasos de los Óscares, los Goyas, o las Conchas de oro y plata, sino que es una obra autónoma firmada por Manolo Valdés, una pieza que nada tiene que ver con Cervantes ni con las flacas estatuíllas que se llevan los turistas de Toledo. Se llama La Lectora, es una cabeza hecha un lío de libros y viene con un poemilla de Vargas Llosa. Otro día escribiré sobre Manolo Valdés, que me gusta bastante; hoy sólo quería celebrar que el arte haya salido en la primera página de los periódicos, aunque haya sido de refilón. ¡Viva!
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13 octubre, 2008

Vuelve la canción protesta.

De vez en cuando me entran ganas de utilizar el blog para protestar sobre cosas mundanas que me sacan de quicio, como Telefónica, los profesores incompetentes o la gente fea que dice cosas obvias. Pero soy un hombre ambicioso que trata de construir un personaje interesante y, como siempre he sospechado que la queja nos hace vulgares, todas las veces termino tragándome las ganas de lanzar espumarajos contra lo prosaico. Es mucho más elegante callarse y aparentar indiferencia. (O, ya puestos, aparentar inteligencia, que es una palabra casi igual pero infunde mucho más respeto). La queja la dejo para gente que realmente sabe explotarla, como este tal Shank Bone Mystic. Al pobre le robaron las ruedas de la bici delante de su casa y para protestar compuso una canción estupenda. El vídeo, grabado por las cámaras de seguridad, lleva un tiempo dando vueltas por la red, siempre a punto de convertirse en un fenómeno viral. Yo lo habría colgado antes o lo habría colgado después, pero lo he colgado hoy porque quiero rendir un homenaje a cierto amigo que se acaba de comprar una bici. Por supuesto, no diré nombres. También estoy convencido de que el misterio contribuye al atractivo del personaje.

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09 octubre, 2008

Santa Tecla y los marcianos.

"Los curas no son humanos, debajo de las sotanas esconden cuerpos de alienígenas. Toda la religión cristiana no es más que una conspiración extraterrestre para acabar con la Tierra. Algún día nos harán explotar, y en un planeta lejano alguien disfrutará de ello como se disfrutan los fuegos artificiales". Éste es el argumento de una novela que escribí y me comí en torno al año 2000. Era una buena idea, pero no fui capaz de estar a la altura. Por eso ahora me alegra tanto que otra gente haya podido reutilizarla (sin saberlo) para hacer el cartel del festival de Sitges. Este cartel me gusta todo, desde los colores hasta el hecho de que haya sublimado mi genial ocurrencia. Pero me quedo con el detalle de los dos marcianos encima del tejado de la iglesia. Una iglesia que, para redondear el juego de casualidades maravillosas, está dedicada a Santa Tecla, patrona de los internautas y de todos los que utilizan los teclados para ser mejores personas. Sólo falta que salgamos volando como un petardo en Fallas, y entonces ya reviento de felicidad.

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07 octubre, 2008

A mí sí me gusta


Parece ser que de repente y a raíz del escándalo de un supuesto fraude por su parte, lo de buen gusto es decir que Damien Hirst no gusta. Pues bien, a mí sí me gusta.
Y me gusta, precisamente por desatar las críticas que está desatando, las cuales contienen los típicos argumentos que ponen en evidencia al que los usa. Para muestra, un botón.

Argumento nº 1: Es malo porque sólo busca el éxito y el dinero. A los que usan este ridículo argumento, les respondería que quien esté libre de este pecado que tire la primera piedra. Acabemos con la imagen bohemia del artista que se alimenta sólo de belleza estética. Un artista es una persona que vive de hacer arte, y por tanto ansiará tener éxito en su carrera, como cualquier otro profesional. Pero a los que usan este argumento les preguntaría además si les parece igual de censurable ese ansia de éxito en grandes santones como Velázquez, quien, lejos de perseguir sólo la excelencia estética, lo que persiguió siempre fue colocarse la prestigiosa cruz de la Orden de Santiago en el pecho.

Argumento nº 2: Es malo porque no hace nada con sus propias manos, sino que sus obras las fabrica un taller de artesanos. Este argumento me merece el mismo respeto que el de “esto lo hace mi hijo”. A ver si se enteran, señores, que lo importante del arte no es el componente manual sino el mental; que a dibujar de forma virtuosa le enseñan a cualquiera en una academia, y que una obra no es más genial porque la haya hecho el genio con sus propias manos, en lugar de ser manufacturada por un vulgar artesano. A los que usan este tipo de argumento también les preguntaría si encuentran igual de censurable que todos los grandes maestros de la historia del arte trabajasen en realidad a través de grandes talleres de aprendices que se manchaban las manos por ellos, empezando por el mismísimo Rubens.

Argumento nº 3: Es malo porque no es bonito. Gracias a Dios (es decir, gracias a Marcel Duchamp), hace mucho que sabemos que el verdadero artista no es el que hace formas “bonitas”, sino el que genera significados a través de las formas. Porque “lo bonito” es algo tan subjetivo como fugaz (pues depende de las modas), mientras que los significados son eternos, porque siempre nos dirán algo interesante (del momento histórico en que fue creada la obra, de la ideología de su autor, de la sociedad que alumbró ese tipo de obra).

A mí, los animales en formol de Hirst o los globitos de Jeff Koons me dicen algo. Y parece que a sus encendidos críticos también, pues no les dejan en absoluto indiferentes. En cualquier caso, el fraude del artista británico lo que hace es poner en evidencia todo el entramado mercantil que rodea al arte actual. Que consiga que se paguen esas sumas millonarias por sus obras por medio de una estratagema tan burda como la de que sus amigos inflen los precios en las subastas, me parece una maravillosa burla al mercado.

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El teleobjetivo y el tiro en la cabeza.

La única pregunta de examen que nunca olvidaré me la hicieron en primero de carrera. El profesor proyectó un fragmento de Lawrence de Arabia y había que adivinar qué tipo de óptica se había utilizado. La respuesta correcta era "teleobjetivo". A mí me pareció descabellado que nos exigiesen tanta destreza visual, pero luego he aprendido que el uso de un teleobjetivo no sólo es fácil de distinguir, sino que además mola mogollón. Los planos filmados desde muy lejos potencian la sensación de subjetividad y es fácil pensar que se están viendo las cosas a través de los ojos de otra persona. El ejemplo perfecto es Tiro en la cabeza, rodada íntegramente desde lejos. No sé si será porque es una historia de terroristas, pero el caso es que durante toda la proyección yo tuve la sensación de que estaba mirando con ojos de policía. Y más allá de posibles interpretaciones políticas, creo que la película de Rosales debería ser reconocida por efectos narrativos como éste. Estoy casi seguro de que en aquel primer examen de carrera, nuestro examinador nos estaba dando una pista fundamental para comprender de qué iba realmente el cine: ahora que casi todas las historias ya están contadas, el verdadero mérito está en construir una nueva forma de mirar a lo mismo de siempre.
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06 octubre, 2008

La soledad de los profesores.

Este verano coincidí en una terraza con mi profesor de Física y Química del instituto. "Buenos días", le dije. Y él, con una educación exquisita, me contestó: "buenos días, ¿te conozco?". Han pasado más de tres lustros y yo nunca fui un alumno brillante, así que no se lo tuve en cuenta. "Sí", le contesté, "usted me dio clase en el Instituto Miguel Espinosa". El profesor tampoco me recordó con estos datos, pero ya daba igual: durante algunos minutos mantuvimos una agradable charla sobre el paso del tiempo, la jubilación y los recuerdos del cole que uno conserva toda la vida. Si cuento esto es porque justo ayer vi Ser y tener, un documental sobre profesores, y me acordé de aquel desayuno compartido en una terraza de verano. De los dos vídeos que he encontrado en youtube, mi favorito es el segundo. El curso acaba, los alumnos desfilan para decir adiós y el maestro se queda solo en el aula, completamente desamparado. ¿Qué será de él? ¿Qué hará cuando ya no tenga alumnos a los que enseñar? La respuesta me la dio mi antiguo profesor de física y química este verano mientras se tomaba un café. "Mira, tengo un blog", me dijo.
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03 octubre, 2008

Franco y la publicidad

Erwin Panofsky, uno de esos santones de la historiografía artística al que los catedráticos de arte suelen citar machacona e insistentemente, se ganó ese respeto por haber sido quien inventó nada menos que la iconología. La iconología (según la RAE “Representación de las virtudes, vicios u otras cosas morales o naturales, con la figura o apariencia de personas”), aplicada al arte viene a ser un método de análisis de la obra como icono o símbolo, más que como mera imagen. Es decir, se prima la interpretación del contenido sobre el estudio de la forma. Este tipo de análisis trata de contextualizar la obra y de buscar sus implicaciones sociales, políticas o históricas; al contrario del análisis formal tradicional, que lo que persigue es clasificar la obra dentro de tal o cual estilo.
La consecuencia última de este método de análisis es que, puestos a analizar las obras como iconos, se podrá tratar por igual a una obra de arte “en mayúsculas” que a una imagen perteneciente a la llamada “baja cultura” o “cultura de masas” -como la publicidad-, porque ambas son representaciones visuales que forman parte de nuestro imaginario colectivo.
Todo este rollo -y ya que de publicidad va últimamente mitte-, para hablaros de la desenfadada propuesta de análisis de la iconografía franquista que hace el historiador Cirici Pellicer en su libro Arte del franquismo. Gracias a Panofsky, nosotros hoy podemos analizar el arte franquista (entre otros) aplicándole criterios que pertenecen al ámbito de la publicidad. Concretamente, Cirici encuentra un paralelismo definitivo entre ambos en el hecho de que tanto la iconografía franquista como la publicidad apelan directamente a la emotividad, en un intento de evitar que el ciudadano/consumidor piense por sí mismo.
En ambos casos, el mensaje está articulado en tres niveles de significación:

1. el símbolo. Es el nivel de significación más importante en publicidad. La imagen, pura emotividad, sustituye a la palabra, peligroso indicio de la lógica. Por otra parte, cualquier buen publicista aspira a conseguir ese símbolo potente que quede registrado de forma indeleble en la mente del consumidor, como marca inmediatamente reconocible. En el caso de la iconografía franquista, el escudo con el águila, el yugo y las flechas, o simplemente el rostro del dictador; en el caso de, pongamos, Nocilla, el famoso dibujo de la rebanada de pan con chocolate untado.

2. el nombre. Este nivel de significación introduce el lenguaje (log-os), y como tal corre el peligro de introducir la lógica en el mensaje. Para evitar que esto ocurra, se debe jugar con las propiedades sonoras o visuales del nombre, y así aniquilar la verbalidad de la palabra. En el caso de Franco, esto se consigue mediante la repetición del ritmo binario “Fran-co-Fran-co-Fran-co”; una solución un poco más cateta que la que adoptó el colega Mussolini con la “M” gigante, puro dibujo y no letra. En cuanto a Nocilla, sus resonancias sonoras son de sobra conocidas por todos (“No-ci-llaaa!”).

3. el eslogan. Finalmente, se hace necesario introducir algún tipo de frase pegadiza. Con suerte, el consumidor/ciudadano incluirá esa frase entre sus coletillas jocosas y la colará en sus conversaciones diarias. Sólo entonces, el producto habrá conseguido irrumpir en el imaginario colectivo. Pero de nuevo, debemos encontrar una frase que no tenga excesiva lógica, y que de hecho resultará semánticamente absurda, porque debemos condensar muchas ideas en ella. “Por el imperio hacia dios” es un ejemplo claro, pero encontraríamos una cantera estupenda de este tipo de eslogan en la llamada “frase quincenal”, que el Régimen editaba en postales, revistas etc. Nocilla, por su parte, optó directamente por ponerle una musiquita pegadiza a su famoso eslogan (“lecheee, cacaooo, avellanaaas, y azúcaaar…”).

Moraleja: ¿De haber nacido en estos tiempos en los que quien tiene vocación política no estudia ciencias políticas sino marketing, habría sido Franco un excelente publicista?

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02 octubre, 2008

Anuncios que molan (y III). La publicidad en el museo.

Cualquier persona que haya hablado conmigo más de 37 minutos sabe que siento una gran debilidad hacia todo lo que sea meta-algo. Y por eso me pirra esta campaña del Reina Sofía, porque es un anuncio que anuncia otros anuncios. ¡Metapublicidad! La IAA ha importado de Estados Unidos la sana costumbre de empezar el otoño con un concurso de anuncios en el Reina Sofía. Y como estas cosas dan una imagen desenfadada y abierta de la institución, las marquesinas de la ciudad están llenas de carteles para que todo el mundo se entere. La campaña es simple, simpática y surrealista, las tres eses que siempre funcionan. Pero ya he dicho que a mí lo que me gusta es que sea meta. Gracias a anuncios como éste, adolescentes hiperhormonados y caballeros sexagenarios sostienen encarnizadas discusiones sobre la connivencia entre arte y publicidad mientras esperan el autobús. El viejo urinario de Duchamp ya no escandaliza a nadie, pero... ¿qué pasa si colgamos un anuncio de Pato WC al lado del Guernica?
NOTA: La campaña es de la agencia Sra. Rushmore. Para ver más cosas sólo hay que pinchar en "leer más".
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