25 mayo, 2010

No somos nadie (XI). Jimmy Fontana y lo infinitesimal.

La primera lección de infinitesimalidad que recibí en mi vida me llegó a través de la música. Mi hermana pidió por Navidad un disco de baladas ñoñas y yo me enganché más que ella. Me gustaban todas las canciones, pero la que más me impresionó fue El Mundo, de Jimmy Fontana. Escuchando su épico elogio de la futilidad comprendí que hiciese yo lo que hiciese en esta vida, al final no serviría para nada porque el paso inexorable del tiempo acabaría borrándolo. "El mundo no se ha parado ni un momento, su noche muere y llega el día", qué putada. Todavía me asombro de que me dejasen escuchar una canción tan dura y me prohibiesen ver las pelis de Rambo, con lo simplonas que son. Aun hoy, cuando oigo a Jimmy Fontana cantar aquello de "oh, Mundo, en el silencio yo me pierdo y no soy nada al verte a ti", se me ponen los pelos como escarpias y me sobrecojo de vértigo sublime. Creo sinceramente que experiencias estéticas como esa canción forjaron el mismo pesimismo incurable que alimenta ahora esta serie sobre no ser nadie en mitte. Mi personal ajuste de cuentas con la nada.

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24 mayo, 2010

No somos nadie (X). Io sono l'amore, sexo cósmico y el escarabajo pelotero.

Desconfío de las escenas de sexo porque casi todas me parecen tópicas e innecesarias. Hay pocos directores capaces de contar algo nuevo con la secuencia de dos personas haciendo el tiki tiki. Quiero pensar que uno de ellos es Luca Guadagnino, autor de Io sono l'amore, pero no estoy seguro. La película tiene uno de los polvos más perturbadores que recuerdo haber visto. Un polvo cósmico: dos personajes retozando en mitad del monte mientras a su alrededor pululan los insectos. Planos cortos de pedazos de piel, libélulas, ombligos y escarabajos peloteros. El amor como parte de un mecanismo universal que hace avanzar el mundo, lo mismo a las moscas que a los humanos; no somos nadie, sólo un pedazo de instinto que se revoluciona en primavera y se aletarga en invierno. Me gustaría creer que eso es lo que quería contar Luca Guadagnino, obsesionado como ando por encontrar manifestaciones de Lo Sublime. Pero, como siempre me pasa, también sospecho que a lo mejor no es así. A lo mejor Luca Guadagnino es romántico en el mal sentido de la palabra y cree que el amor es un sentimiento redentor que sirve para vender colonia. De hecho, ahora que lo pienso, el polvo de su película tiene mucho de anuncio de perfume, como los que hace Isabel Coixet. Pero, como digo, mi problema es que desconfío de las escenas de sexo.

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22 mayo, 2010

No somos nadie (IX). Las bayas del Goji.

Hasta hace unos años, el que quería ser inmortal se iba a una iglesia, se hacía católico y se reservaba un pedazo de cielo por los siglos de los siglos. Pero ahora que la Iglesia ha perdido su poder de seducción... ¿qué pasa con el deseo de eternidad? ¿Hacia dónde canalizamos ese natural impulso nuestro de ser alguien para siempre? Algunos escribimos blogs con el deseo secreto de seguir aquí dentro de mil años, pero eso es trabajoso e ingrato. Mucho más fácil comer bayas del goji, que cuestan un euro y medio y están en cualquier frutería. Según he leído por ahí, "los cultivadores de las Bayas del Goji dicen de ella que es una fruta extremadamente delicada que no acepta ser tocada por mano humana". Los Hunzas, el pueblo tibetano que las cultiva, no sólo está considerado el más sano y feliz de la tierra, sino también el más longevo. Estos señores son la demostración de que se puede desafiar a la muerte y (casi) ganar. Ellos encontraron hace siglos el elixir de la vida que buscaban los alquimistas, y gracias a la globalización ahora lo tenemos en nuestra frutería de confianza. Yo, lo confieso, no he podido resistir la tentación de llevarme a la boca un manjar tan sublime, traído directamente del Himalaya. Y la verdad, los dos segundos y medio durante los que me he creído ser inmortal han sido de los más emocionantes que recuerdo haber vivido.

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21 mayo, 2010

Curiosidades de una tesis. Entre el confort de Europa y la exuberancia de África.

El eslogan.
El eslogan de este cartel siempre me ha llamado la atención por lo explícito. Está todo ahí, no deja lugar a dudas: entre el confort de Europa y la exuberancia de África, entre occidente y oriente, ahí está España, esperando al turista.
Aunque no todos estemos de acuerdo con esa posición de marginados (o “en los márgenes”, si lo decimos en jerga más moderna) de nuestro país, no se puede negar que se le ha sabido sacar provecho. Pero hete aquí que el tan traído y llevado Spain is different no es ni mucho menos –ya le gustaría– invención de Fraga. Aunque su origen se podría poner en los relatos de los viajeros románticos, fue en el 98 cuando cristalizó como problemática intelectual y literaria, para encontrar finalmente su primer uso en marketing turístico ya en los años 20.
Lo que me deja sin palabras es la falta de pudor. ¿Que nos dicen que Europa empieza en los Pirineos? ¡Y a mucha honra! No nos da vergüenza ninguna declararnos medio africanos; pero, eso sí, disponemos de todas las comodidades que el viajero civilizado naturalmente necesita, pues hombre, faltaría más.

La foto.
No dejan de fascinarme esas imágenes turísticas en las que se ve un monumento histórico a los pies del cual, indefectible, un automóvil aguarda. ¿Simplemente un coche aparcado, el del fotógrafo quizás? En cualquier caso, no se puede pensar que su presencia ahí sea casual. Es demasiado conspicuo, tanto por el contraste que marca con respecto al edificio histórico como por la total ausencia de más seres (vivos) aparte de él.
Para ilustrar esa dualidad de conceptos (africanismo + confort = España) que proclamaba el eslogan, las guías de viaje se van a llenar de dos tipos de imágenes: unas, evocadoras de la larga historia del país, van a consistir en fotos de monumentos y edificios singulares vaciados de vida, para intensificar esa sensación de eternidad. Las otras, ensalzadoras del progreso, van a ser básicamente fotos de coches y carreteras. Y a veces, en una sola foto, como en esta, se mezclan las dos tipologías. Alucinante.

Lo que hizo el franquismo del desarrollo sólo fueron actualizaciones. Del eslogan, con bastante menos brillantez retórica, todo hay que decirlo: “España progresa pero conserva su encanto de los viejos tiempos”. De la idea del confort europeo, con bastante menos nivel tecnológico. Porque el símbolo del progreso, me temo, no pasa a ser otro que el bikini.




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18 mayo, 2010

No somos nadie (VIII). La riada de Santa Teresa en Murcia.

Hace algunas semanas encontré en casa de mis padres un libro de fotografía antigua de Murcia que se titulaba La Imagen Transparente, de María Manzanera. A mí la prehistoria de la Réflex apenas me interesa, pero en la página 120 leí una historia que me dejó helado: la Riada de Santa Teresa de 1879. "En la madrugada del día 14 al 15 de octubre, la ciudad de Murcia se despertó con el toque de rebato; poco después, entre el golpear de puertas y de pisadas rápidas, el sereno pasaba gritando: 'Las dos, todo el mundo arriba, las aguas del río llegan hasta San Pedro'. En efecto. El nivel del río había rebasado al de la ciudad. Los ojos del puente no eran visibles porque las aguas enfurecidas los cubrían por completo. La oscuridad era absoluta, rota solamente por el resplandor de las antorchas de algunas peronas que se aproximaban aterradas a comprobar el estado del río". Yo nací en Murcia, he vivido allí 16 años y nunca antes había sabido de esta inundación. Pero en cuanto empecé a leer en voz alta a mis padres lo que había descubierto en el libro, los dos me interrumpieron a la vez: "¡es la Riada de Santa Teresa!". Ellos sí conocían la historia, la habían escuchado contar mil veces en noches de poca electricidad y menos televisión. Y aunque a mí me llegó por casualidad, inmediatamente sentí que me pertenecía. Estoy convencido de que el horror de un río desbordándose puede acabar formando parte de la memoria colectiva, de la identidad compartida. La gran ironía está en que, si lo piensas un poco, esta idea supone que aprendes quién eres justo cuando el río te demuestra que no eres nadie. Qué gran ironía.
Si alguien quiere ver más fotos (de Juan Almagro, todo un pionero) o conocer otros detalles de la tragedia, sólo tiene que pinchar en "leer más".



Pedro Díaz Cassou, uno de los protagonistas, escribía en la prensa del día 17:
'...la antorcha se me cae de la mano y se apodera de mí una angustia indefinible; la noche y su oscuridad que aumenta todos los horrores, el estruendo de las aguas, voces de los que mandan, carruajes a escape, galopar de jinetes, antorchas que brillan, pasan y dejan en pos mayor oscuridad. A lo lejos el toque de alarma de cuernos y caracolas... gritos de agonía y dominándolo todo el estruendo de las aguas, la voz suprema del río parecida a la voz de Dios que es, dice el libro santo, como el rumor de muchas aguas juntas'.
Al amanecer del día 15, los murcianos supervivientes pudieron contemplar la magnitud del desastre. Las casas de la ciudad sobresalían de lo que era una inmensa laguna, cuyo final no podía abarcar la vista. Ya no existía la huerta. No había más que troncos de árboles, restos de viviendas y cadáveres flotando sobre las aguas turbulentas; de vez en cuando sobresalían algunos árboles o tejados donde se apiñaban grupos de personas en espera de que alguien pudiera socorrerlas. Nadie sabía qué suerte habían corrido los habitantes de aquellas zonas que permanecían bajo las aguas.

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15 mayo, 2010

No somos nadie (VII). Fish Tank.

"Life's a bitch and then you die, that's why we get high". Así de cortarrollos termina Fish Tank: con esta frasecita rapeada en el estribillo de una canción de Nas mientran suben los créditos en la pantalla y tú no puedes ni moverte. Acabas de aprender que, en algunas regiones de Inglaterra, una cría de 16 años ya es demasiado vieja. Que a partir de este momento empezará a chuzarse con ginebra barata y a buscar hombres que dejen olor a macho en su sofá mugriento. La película, dirigida por una protegida de Lars Von Trier, Andrea Arnold, me ha impresionado porque encuentra un equilibrio insospechado entre lirismo y crudeza, entre cine documental y delicadísimos trazos de poesía. La parte realista viene dada por detalles como que está protagonizada por una choni de verdad, Katie Jarvis, una chavala a la que encontraron de chiripa en una estación de tren cuando estaba teniendo una bronca con su novio; un pedazo de rabia adolescente en estado puro (y chándal) que ni siquiera era actriz antes de salir en el 97% de los planos de la película. El toque sensible lo da haber rodado con luces rasantes y, sobre todo, no tener miedo a la metáfora. Con una yegua anciana y un California Dreaming ya se puede contar qué siente una chavala cuando comprende que no es nadie. Cuando descubre que si al pez lo sacan del estanque... se muere.

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14 mayo, 2010

No somos nadie (VI). Exterminadores. Una vida bicha.

Uno de los tópicos de Lo Sublime es que los humanos estamos de prestado en un mundo que nos da mil vueltas. En cualquier momento Mamá Naturaleza nos pega una patada en el culo y si te he visto no me acuerdo, pasa un invierno o dos y ya no hay rastro de nosotros, nunca hemos sido nadie. La idea de que la raza humana pueda desaparecer víctima de una pataleta telúrica ha alimentado todo tipo de miedos, profecías y augurios de mal rollo: que si volverán los dinosaurios, que si el mar se desbordará, que si aparecerá una nueva enfermedad y nos haremos caquita sin quitarnos la mascarilla, yo qué sé. Por suerte para mi, soy lo suficientemente romántico como para disfrutar con esa certeza. Sé que en el fondo ni pincho ni corto, que cuando me duermo puede seguir lloviendo y que ahora mismo hay una ola rompiendo en la playa de mi infancia, aunque ya nunca vaya a volver allí. Disfruto sabiendo que el universo va a su bola. Y por eso me lo he pasado pipa leyendo Los Exterminadores, una vida bicha. Escrito por el novato Simon Oliver y dibujado por Tony Moore, este tebeo plantea una hipótesis terrorífica. ¿Y si ahora mismo, mientras escribo esto, estuviese naciendo una raza de cucarachas invencibles? Desde que lo leí duermo con un fus-fús encima de la mesilla, por si acaso. Como reza el subtítulo, en el fondo éste "es un mundo de bichos".
Artículo relacionado: El Eternauta (en Sindrogámico)

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13 mayo, 2010

No somos nadie (V). Jeff Wall y su vista de un apartamento.

Un segundo antes de escribir esta línea me he levantado para ir al baño. Por el camino he atravesado el dormitorio que pintamos el año pasado y casi no me he fijado en la foto de la pared, la que hice desde la terraza de mi antiguo curro. Luego he ido a la cocina y he puesto un poco de pasta a cocer, he derramado un botellín de Mahou encima de una revista pedantorra y he mirado el reloj para que no se me pase la hora de la serie que veo todas las noches. Pura rutina, éste soy yo. Si lo cuento es porque creo que sirve para comprender mejor lo que me fascina de esta foto. La imagen fue realizada por Jeff Wall, uno de los fotógrafos más importantes del mundo, entre 2004 y 2005. Tardó un año en hacerla, el tío. Primero buscó una casa en alquiler que le gustase. Cuando la encontró, invitó a una amiga suya a que se instalase en ella. Le dio dinero y le dijo: 'conviértela en tu hogar'. La amiga escogió los muebles, compró la tabla de la plancha, puso orquídeas junto a la tele y se acostumbró a dejar la ropa encima del sofá. Pura rutina, ésa era ella. Cuando pasó un año y ya iba por casa en calcetines, Jeff Wall hizo la foto. La gracia de la historia está en que el espectador debe decidir si lo que se ve en la foto es real o es una puesta en escena. O sea, si en todo este tiempo la señora ha llegado a ser alguien a través de todo lo que ha acumulado y convertido en rutina. En caso de que la respuesta sea negativa... ¿cuánto tiempo hay que tener una vida para que se considere que es real? ¿Cuántos años cuesta ser alguien?



Artículo relacionado: Con un seis y un cuatro (XIV). Bert Teunissen en Fotoencuentros.

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12 mayo, 2010

No somos nadie (IV). La función por hacer.

¿Quién es más real, un personaje de ficción o un tipo corriente? El tipo corriente, diría yo: porque huele, porque se rasca cuando le pica, porque de vez en cuando se siente morir y porque a veces se toma un menú Big Mac y luego tiene remordimientos. Tan real como la vida misma, ¿no? Pues no. Después de ver La función por hacer en el Teatro Español ya no estoy seguro. Esta obra, dirigida por Miguel del Arco, plantea la hipótesis contraria: que en realidad el tipo corriente no es nadie. Que no tiene entidad ni consistencia, por mucho que le pique. El personaje de ficción, sin embargo, goza de una inmortalidad inmutable, siempre la misma, aprehensible y fija. Nosotros moriremos y en dos generaciones habremos desaparecido, pero Humbert Humbert seguirá buscando la belleza en los muslos de Lolita, Mortadelo seguirá disfrazándose para escapar de Filemón y Cristo, en la cruz, se preguntará cada Semana Santa por qué su padre le ha abandonado. Este razonamiento, tan devastador que me quita las ganas de salir de la cama, no es original de La función por hacer. El primero que lo hizo fue Luigi Pirandello, allá por los años 20, cuando escribió Seis personajes en busca de autor. Pero Miguel del Arco ha tomado la vieja obra, ha añadido cuatro pinceladas y le ha quedado un montaje de lo más impactante. Como siempre (ayer, hoy, dentro de mil años) Hamlet tenía razón: "ser o no ser, he ahí la cuestión".
Artículo relacionado: Con un seis y un cuatro (III). George Sprott.

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11 mayo, 2010

No somos nadie (III). El bosque 40 y la venganza de los árboles.

No sé si he contado ya aquí que me gustan los árboles. Me gustan los gingkos, los abedules, los robles y los magnolios. En nuestro barrio tenemos una higuera gigante que sobrevive heroica en mitad del asfalto, un olivo al que amo profundamente (aunque me dé alergia) y un montón de prunos que celebran las estaciones del año con más alboroto que las campañas de moda de El Corte Inglés. Los árboles me impresionan, me hacen sacar la cabeza por la ventanilla del coche para verlos mejor. Y, sin embargo, me parece aberrante la campaña de reforestación que está llevando a cabo la cadena 40 principales. Con la excusa de plantar nuevos árboles... ¡diseñan bosques con el logo de la empresa! ¿Queréis naturaleza? ¡Pues tomad publicidad! Los ejecutivos de la cadena más comercial de España han caído en la vieja tentación, tan humana, de ponerle puertas al campo. ¡Ilusos! El único consuelo que nos queda ante tanta vulgaridad es que, por suerte, los árboles durarán más que la Oreja de Van Gogh. Cuando nadie se acuerde de los 40 Principales, cuando nadie sepa quién cojones eran Fernandisco, Joaquín Luqui o Fran Blanco, este bosque seguirá ahí. ¡La victoria final será para la naturaleza, pringaos! ¡Ella siempre gana!

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10 mayo, 2010

No somos nadie (II). Born free, el vídeo censurado de M.I.A.

¿Qué pasa cuando tiras una bomba al lado de un tipo? Que explota. En un segundo pasa de existir a no existir, ya no es nadie. Lo paradójico del asunto es que este razonamiento, aunque sea de cajón, resulta intragable. Cuesta asumir que si un misil hace chas, yo desaparezca de tu lado. Que me volatilice. Nos hemos acostumbrado a la indiferencia de los bombardeos vía satélite que salen en los telediarios. No queremos ver, no queremos comprobar cómo explota un cuerpo. Y por eso cuando vemos el último vídeo de M.I.A. (dirigido por Romain Gavras y censurado en youtube por su violencia explícita), decimos 'hala, qué bruta, se ha pasado'. Es como si pensásemos que la muerte total, con toda su crudeza, no debería ser filmada nunca. Y menos en un videoclip. ¿Por qué? Porque automáticamente se convierte en espectáculo; porque sirve para vender más discos; porque es una forma simplona de polemizar; porque el videoclip es el epítome del producto audiovisual de consumo rápido, y resulta inmoral relacionar la muerte, o la guerra, o la política, con algo tan frívolo. Pero al mismo tiempo, hay una parte de mí que sigue creyendo en el poder de la imagen para transmitir un mensaje. Aunque sea a ritmo de discoteca.
Para ver otro ejemplo de cómo filma (y critica) la violencia Romain Gravras, hay que pinchar en "leer más".

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08 mayo, 2010

No somos nadie (I). El gran éxtasis del escultor Steiner.

Soy un cobarde, me asusto con facilidad, creo en el miedo. Por eso me gusta Werner Herzog. Me gusta que haga películas sobre acochinarse frente al horizonte o echar a correr cuando estalla un trueno. Me identifico con esa sensación tan humana de intuir que eres una mierda, que no pintas un cojón, que si Dios o un oso Grizzly estornudasen te irías al carajo. Frente al super hombre, yo creo en el hombre superado. El hombre derrotado. De Herzog admiro que haya filmado una y otra vez esta idea, que se empeñe en demostrarnos que somos poca cosa. Lo hizo en mi admiradísima Grizzly Man, lo hizo en Encuentros en el fin del mundo y lo hizo en otras mil pelis. Pero yo me quedo con El Gran Éxtasis del Escultor Steiner, la última peli que vi de él. Si hemos de filmar las limitaciones del hombre frente a la naturaleza... ¿qué mejor historia que la de Ícaro? En 1974, Herzog filmó a un esquiador que desafiaba a la gravedad sin alas, sólo con dos esquíes de madera. Para ello utilizó una cámara de alta velocidad que eternizaba los movimientos y sacaba una belleza insospechada del vértigo. De fondo, el hombre como intruso en el bosque; en primer plano, un tipo que se juega el pellejo por diez o quince segundos de vuelo; y en el sofá de casa, espectadores morbosos por si acaba descalabrado. Es, sin duda, lo más sublime que he visto en mucho tiempo.

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07 mayo, 2010

Tipos y retratos. El archivo de la exposición.



Tipos y retratos fue una selección de fotos que Alis y yo expusimos, por cortesía del ayuntamiento de Leganés, en abril de 2010. Las fotos ya no están colgadas físicamente en la sala, pero como soy un tipo ordenado y encima tengo tendencia al sentimentalismo, he sucumbido a la tentación de dejarlas aquí, en mitte. Si realmente la red es la gran biblioteca infinita... ¿por qué no hacer un huequito para este proyecto? Como en las cajas blancas de Ikea, en esta serie he amontonado las imágenes, el primer trailer, una entrevista, un artículo polémico y la explicación de por qué los textos fueron como fueron. Guardar las cosas es una forma de sobrevivir, aunque sea en secreto y nadie se entere nunca. Están ahí y basta, eso es lo que cuenta. Me divierte la posibilidad de poder juzgarme a mí mismo dentro de 5, 10 ó 1000 años. Y, por qué no, también me ilusiona pensar que cualquier internauta despistado puede pasar por aquí y entretenerse con estas historias.

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Tipos y retratos. Santa Muerte. México DF.

Los sacerdotes, los arzobispos y los altos jerarcas de la iglesia mexicana andan escandalizados por el culto a la Santa Muerte. Está prohibido pensar que la muerte sea una persona, y mucho más creer que pueda interceder por alguien. Pero hay miles de personas que opinan lo contrario y levantan altares para pedir favores a la Santa Muerte. Según los expertos, su poder es mayor que el de otros santos porque está a medio camino entre la brujería y el catolicismo, porque juega en las dos ligas. Es común suponer también que la Santa Muerte ampara preferentemente a los delincuentes, ya que su culto causa furor en las cárceles. Pero nadie lo ha demostrado. Desde 1997 hay pequeñas capillas en diferentes partes del país e incluso en Estados Unidos. Y paralelamente, desde 2005 hay también una campaña oficial, instigada por el gobierno, que les quita los privilegios de los que gozan otras asociaciones religiosas.

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06 mayo, 2010

Tipos y retratos. Mayos. Madrid.

Es tradición que los vecinos de Lavapiés celebren la llegada de la primavera con la festividad de los mayos. Antes del invierno estas muchachas eran sólo niñas, pero ahora son elevadas a la categoría de símbolo y representan el renacer de la naturaleza. Los vecinos construyen tronos con flores para conmemorar su fertilidad recién estrenada. La virginidad se ofrece como espectáculo mágico para los cientos de curiosos que alternan misa en San Lorenzo con cerveza en la calle Argumosa. Aunque se suele decir que la verbena de San Antonio de la Florida es la primera de la temporada, los mayos son un buen aperitivo, para ir abriendo boca al casticismo.
NOTA: Ésta es la foto más antigua de Tipos y retratos. La publiqué por primera vez en mayo de 2007. Hace exactamente tres años.

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05 mayo, 2010

Tipos y retratos. Frailes. Puebla, México.

Debajo de las capuchas hay dos muchachos tímidos que no saben cómo comportarse para el fotógrafo. Pero la sombra y el hábito esconden su torpe juventud. En la catedral de Puebla se han reunido chavales y chavalas para celebrar la semana santa. Algunos de ellos llevan camisetas con una foto del nuevo arzobispo, otros van con capucha. Muchos son compañeros de clase o se conocen de vista porque se han cruzado mil veces. Las chicas miran a los chicos y cuchichean. Los chicos enseñan las sandalias y se sienten un poco ridículos, lo justo. El hábito que visten es un homenaje los primeros monjes que pisaron América, doce franciscanos que llegaron al continente cuando se descubrió, como si fuesen doce apóstoles, para evangelizarlo.

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04 mayo, 2010

Tipos y retratos. Soldados. California.

Entre los viñedos de California hay cuarteles del Ejército Americano. Los soldados entran y salen, caminan por el arcén de la carretera y pasan a la gasolinera a comprar revistas. Encontrarse con un sargento y un teniente en la cola del McDonalds es comprensible, incluso frecuente. Pero esta naturalidad es engañosa. En el momento que alguien saca una cámara, los soldados se ponen alerta y esquivan el objetivo. Hay que hablar con sus superiores, dicen, no está permitido fotografiar a un miembro del Ejército Americano. La única manera de convencerlos es asegurarles que no se verá su rostro y que nadie podrá reconocerles nunca. Aunque lleven el nombre escrito en el bolsillo o salgan en el cartel de una exposición.
NOTA: En noviembre de 2008 conté esta misma historia, pero con latinajos.

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03 mayo, 2010

Tipos y retratos. Policías. México DF.

La policía y el ejército mexicanos son propensos a organizar aparatosas demostraciones de fuerza. El turista puede sentarse en una terraza y ver cómo llegan y se van camionetas cargadas de soldados, sometidos a una disciplina exagerada, como actores en una comedia. En general, la policía genera desconfianza porque los agentes exigen constantes sobornos a los conductores. Este pago se conoce como “mordida” y ha pasado a formar parte del folclore popular mexicano. El ejército, a su vez, está enfrascado en la guerra contra el narcotráfico que el presidente Calderón declaró en 2007. Pero eso no impide que todas las tardes, a las seis en punto, un destacamento de la Policía Militar arríe la bandera de la República en la plaza del Zócalo. Y al día siguiente, a las 6 de la mañana, la icen de nuevo.

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02 mayo, 2010

Tipos y retratos. Tuareg con motocicleta. Marruecos.

Merzouga está setecientos kilómetros en línea recta desde Málaga, en dirección sur. Es la penúltima población de la carretera N13 antes de que muera en el desierto, frente a la frontera con Argelia. Hasta allí se desplazan algunos viajeros en todoterreno desde Europa, para dormir en las dunas de Erg Chebbi. En las afueras de Merzouga, junto a las suaves colinas de arena, hay diez o quince hoteles que ofrecen cenas típicas y excursiones en dromedario para pasar la noche en una jaima. A veces estos hoteles incluyen un servicio de viajeros que facilita el movimiento de personas por el desierto. Nadie tiene automóvil propio y los taxis compartidos se llenan pronto. Algunos, como este Tuareg, usan un viejo ciclomotor para ir de un hotel a otro. Pero lo más frecuente es utilizar una bicicleta o un burro. O caminar con la esperanza de que alguien te recoja por el camino.
NOTA: Esta foto se publicó por primera vez en febrero de 2008.

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01 mayo, 2010

Tipos y retratos. Luchador. México.

Vampiro Metálico es un luchador mexicano que ganó 24 combates y perdió 46 entre 2004 y 2008. Algunos de sus rivales en este periodo fueron Dr. Diabólico, los Gemelos Fantásticos o Celestial. Entre combate y combate, Vampiro Metálico rueda anuncios de caramelos en las calles de la ciudad. Para ello es preciso que se maquille los tatuajes y sostenga a algún bebé de vez en cuando. En México no todos los luchadores van enmascarados, pero si usan una máscara se deben a ella y al misterio que genera. Nadie puede verles la cara. La mayor humillación para un luchador es verse obligado a quitarse la máscara en público. El luchador más famoso de México fue El Santo. Según cuenta la leyenda, en una entrevista de televisión le convencieron para que se quitase la máscara, pero cuando comprendió que había sido engañado se le rompió el corazón. Unos días después murió.

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