11 mayo, 2010

No somos nadie (III). El bosque 40 y la venganza de los árboles.

No sé si he contado ya aquí que me gustan los árboles. Me gustan los gingkos, los abedules, los robles y los magnolios. En nuestro barrio tenemos una higuera gigante que sobrevive heroica en mitad del asfalto, un olivo al que amo profundamente (aunque me dé alergia) y un montón de prunos que celebran las estaciones del año con más alboroto que las campañas de moda de El Corte Inglés. Los árboles me impresionan, me hacen sacar la cabeza por la ventanilla del coche para verlos mejor. Y, sin embargo, me parece aberrante la campaña de reforestación que está llevando a cabo la cadena 40 principales. Con la excusa de plantar nuevos árboles... ¡diseñan bosques con el logo de la empresa! ¿Queréis naturaleza? ¡Pues tomad publicidad! Los ejecutivos de la cadena más comercial de España han caído en la vieja tentación, tan humana, de ponerle puertas al campo. ¡Ilusos! El único consuelo que nos queda ante tanta vulgaridad es que, por suerte, los árboles durarán más que la Oreja de Van Gogh. Cuando nadie se acuerde de los 40 Principales, cuando nadie sepa quién cojones eran Fernandisco, Joaquín Luqui o Fran Blanco, este bosque seguirá ahí. ¡La victoria final será para la naturaleza, pringaos! ¡Ella siempre gana!

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