15 mayo, 2010

No somos nadie (VII). Fish Tank.

"Life's a bitch and then you die, that's why we get high". Así de cortarrollos termina Fish Tank: con esta frasecita rapeada en el estribillo de una canción de Nas mientran suben los créditos en la pantalla y tú no puedes ni moverte. Acabas de aprender que, en algunas regiones de Inglaterra, una cría de 16 años ya es demasiado vieja. Que a partir de este momento empezará a chuzarse con ginebra barata y a buscar hombres que dejen olor a macho en su sofá mugriento. La película, dirigida por una protegida de Lars Von Trier, Andrea Arnold, me ha impresionado porque encuentra un equilibrio insospechado entre lirismo y crudeza, entre cine documental y delicadísimos trazos de poesía. La parte realista viene dada por detalles como que está protagonizada por una choni de verdad, Katie Jarvis, una chavala a la que encontraron de chiripa en una estación de tren cuando estaba teniendo una bronca con su novio; un pedazo de rabia adolescente en estado puro (y chándal) que ni siquiera era actriz antes de salir en el 97% de los planos de la película. El toque sensible lo da haber rodado con luces rasantes y, sobre todo, no tener miedo a la metáfora. Con una yegua anciana y un California Dreaming ya se puede contar qué siente una chavala cuando comprende que no es nadie. Cuando descubre que si al pez lo sacan del estanque... se muere.

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